Cuando se habla de las carreras profesionales de las mujeres, hay un fenómeno conocido como “el acantilado de cristal”, el cual describe la barrera invisible que a menudo enfrentan las mujeres cuando están a punto de ascender a los niveles más altos de una organización.

Cuando una empresa está en problemas, la mayoría de las veces una mujer asume el cargo de líder para “salvarla”. Cuando las mujeres tienen por fin la oportunidad de demostrar su talento y compromiso en un cargo superior, se les entrega algo que ya está “roto” y en el que las posibilidades de fracaso son mayores. Vemos que esto sucede con tanta frecuencia que nos hace preguntarnos, ¿están las mujeres de hecho más capacitadas para liderar durante una crisis?

Durante la crisis de Covid-19, hemos escuchado historias sobre mujeres líderes que hacen un mejor trabajo y muchas investigaciones lo respaldan. Basándonos en los datos en una investigación realizada por Harvard en 2020, encontramos que las mujeres fueron calificadas significativamente más positivamente que los hombres a la hora de resolver una crisis.

Comparando las clasificaciones generales de efectividad de liderazgo de los hombres contra las mujeres, una vez más las mujeres fueron clasificadas como líderes más efectivas. La brecha entre hombres y mujeres en la pandemia es incluso mayor que pre-pandemia, lo que posiblemente indica que las mujeres tienden a desempeñarse mejor en una crisis.

En la tabla que aparece a continuación, se le pregunto a los/as encuestados/as por quienes creían que poseían ciertas atribuciones y estas se muestran ordenadas por la puntuación media de hombres y mujeres.

En particular, los/as encuestados/as dieron mayor importancia a las aptitudes interpersonales, como “inspira y motiva”, “se comunica con fuerza”, “colaboración/trabajo en equipo” y “establecimiento de relaciones”, todas las cuales fueron calificadas como más altas hacia las mujeres.

En definitiva, las personas quieren líderes que sean capaces de aprender nuevas habilidades, que hagan hincapié en el desarrollo de los empleados, incluso en tiempos difíciles, que muestren honestidad e integridad, que sean sensibles y comprensivos con el estrés, la ansiedad y la frustración que sienten las personas por momentos. Los datos muestran que estos rasgos son más a menudo encontrados en las mujeres. Pero a medida que la crisis continúa, y se intensifica en muchos lugares, todos los líderes, independientemente de su género, deberían esforzarse por satisfacer esas necesidades.